Por estos días nos vemos sorprendidos por hechos violentos que se registran en diferentes partes de nuestro país, fleteos, robos a apartamentos, atracos callejeros, robo a establecimiento comercial y feminicidios sin dejar de lado los accidentes viales.

Pero el caso del hijo del coronel no invita a reflexionar sobre el trabajo de los medios de comunicación y las libertades que ahora se tienen en los medios tradicionales y las redes sociales.

Todos los que hablan o escriben solo quieren figurar, ganar audiencia o registrar mas seguidores en sus redes.

Este asesinato no es menos ni mas importante que cualquiera de los hechos que enluta a diario algún hogar colombiano.

No solo por el mero hecho de ser el que afecta al tercer hombre más importante del país se debe manejar con pinzas y ponerlo en primera página, tema del día y como periodistas pasar por encima del dolor ajeno sean las familias de la victima o de los presuntos victimarios.

Deben existir limites y respeto en el momento de manejar las entrevistas y en el contar de los hechos. No se puede presumir o poner en boca de los demás, lo que como comunicadores queremos que digan lo que deseamos escuchar sin tener en cuenta que nuestros entrevistados por encima de todos tienen Rabia, dolor, están sufriendo, pues son sus seres queridos los que están inmiscuidos en un proceso judicial que solo se definirá cuando se conozcan los resultados de las investigaciones que arroje el trabajo de la Justicia Colombiana que será la que a través de Jueces y Fiscalía esclarezca el caso y se determine el grado de responsabilidad de las partes involucradas, desinformar para figurar no es lo ideal, desde cuando lo que una persona le diga a los medios tiene el suficiente asidero para que desde los medios nos transformemos en jueces de la republica o en fiscales acusadores.

Desde cuando la radio, la prensa y las redes se convirtieron en la última palabra. en donde quedo la reserva que existe por ley en cada proceso judicial en sus distintas etapas que se debe guardar hasta que prevalezca la verdad?

El afán de rating, la irreverencia y el morbo no pueden llevar a los comunicadores a saltarse los principios y la ética. Si las víctimas son representativas en el ambo político o social merecen el mismo respeto que el ciudadano normal que por cosas de la vida son inmiscuidos en algún tipo de acciones delictivas.

Jamás pueden ser asaltadas por los periodistas en lo mas sagrado su dolor y privacidad.

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Oiga Radio

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